Dejarse llevar… por Copenhague

¿Es posible viajar durante más de 10 horas en gua-gua+ferry? Es posible.

¿Empezar a comer como gorrrrrrrrrrrrdos a los 5 minutos de subir al autocar? Sí, empalmando la merienda con la cena.

¿Es posible llegar a las 5 de la mañana a Siberia y que no haya donde dormir? Sí, si te encuentras en Copenhague.

¿Hacer un free tour? Sí, cuando la guía habla en inglés de Tazmania y no la entiende ni Peter.

¿Hacer postureo-to-the-limit? Sí, in-extremis.

¿Dormir con un canario en la misma habitación? Sí cuando, dormido, grita: «Chachoooo, pero….« y se queda tan ancho.

¿Sacar a la cooperativa de tu padre en dos de cada tres frases? Sí, cuando te llamas Lidia Tierraseca, eres de Sacedón y amas Cuenca.

¿Volver de fiesta (gratis) en una bici conducida por un hippie ‘chalao’ danés? Sí, si cantas La Cucaracha.

¿Se pueden pagar 95 coronas por un parque de atracciones? Sí, cuando la entrada no incluye montarte en ellas. (Y eres tan primo que no lo sabes).

¿Ver el famoso encendido del árbol de Navidad con mucho glamour? Of course, des del Burger King.

¿Pagar 10 euros por un paquete de pasta? Sí, si quieres arruinar a tu familia en el Erasmus.

¿Que te pongan Love of Lesbian y La Oreja de Van Gogh en el hall del hostal más alto de Europa? Sí, cuando se juntan un grupo de españoles.

Lo bueno nunca acaba si hay algo y alguien que te lo recuerda.

Objetivo núm. 13: Sobrevivir al invierno holandés

Marina y Nuri.